Guía de Tahití (Spanish Edition)

Price 15.22 - 16.92 USD

EAN/UPC/ISBN Code 9788498861396


Tratando de no caer en la edulcorada literatura de las guías turísticas al uso, debo decir, en honor a la verdad, que Tahití y sus islas ofrecen todo lo que el visitante añora, sueña y desea: sol, temperatura agradable todo el año, sosiego, paz, aire refrescante por la noche, playas de arena blanca, aguas transparentes y limpias, posibilidad de surf y buceo, pesca abundante, palmeras y cocoteros, y una tupida vegetación. Hay ausencia casi total de animales dañinos, molestos o peligrosos. Los tiburones están fuera de los "lagoon" es decir, de ese terreno que media entre tierra firme y los arrecifes coralinos. Hay maravillosos y carísimos hoteles, con sus bungalows, sostenidos sobre palafitos, en las lagunas, diseñados para parejas en busca de soledad. Por la noche, el silencio total, sin que medie el molesto televisor, tomando una copa, en el salón, se pueden encender las luces de la mesa de centro de cristal. Y observar abajo, como por arte de magia, se ven los peces de increíbles colores paseando tranquilamente atraídos por la luz. Por la mañana, tahitianas sonrientes y con sus collares de flores, ofrecen el desayuno, traído sobre frágiles piraguas. Decir Tahiti es referirse a un "mito" creado por los primeros navegantes españoles-. Ese mito del paraíso terrenal, del Edén que no lo inventaron ni crearon franceses ni ingleses ni estadounidenses porque La Nouvelle Cythère de Bougainville que tanto "estragos" causó en Europa entre Émile Rousseau y sus seguidores, ya había sido soñada por Álvaro de Mendaña y Pedro Fernández de Quirós. El primero buscaba las minas del Rey Salomón en forma de islas y el segundo soñaba con un nuevo continente que realmente existía y se llama Australia. Aquí nació el mito y así lo sostiene valientemente la escritora francesa Annie Baert en el propio Tahití contra la opinión de muchos detractores. Otras veces los mitos surgen de una casualidad. Si Van Gogh no hubiese regalado a Paul Gaug