Inteligencia Artificial (Spanish Edition)
Price 10.00 - 19.91 USD
Fuente: elnuevoherald.com Por: Elena Iglesias ESPECIAL/EL NUEVO HERALD Su título nos recuerda la película del 2001, hecha por Steven Spielberg, cuyo protagonista era David, un niño androide programado para poder amar. Un robot incomprendido, rechazado y a veces temido, pero con un inquebrantable amor por su madre. María Ramos, prologuista de este poemario, sugiere que los versos de Roger pueden ser de un "misticismo científico", y yo concuerdo. Este poeta es un rebelde, pero un rebelde místico: "...no importa lo que hagas;/ siempre descubre/ que todo aquel/ capaz de soñar,/ es inquebrantable. "...sobre la arena incandescente de la gema azul/ que el mentor me instruye/ soy existencia pura". Inteligencia Artificial trata además de la libertad, libertad de hacer, pero sobre todo, de ser uno mismo, sin aceptar compromisos con el status quo; con las programaciones; con la miopía del que no comprende: "... para que nada en absoluto/ ni las estatuas/ permitan tu tropiezo,/ y aunque corras por la vid/ de los mundos internos,/ recuerda,/ siempre corre adelante/ silbando el aire libre,/ adelante..." El tiempo de la costumbre, "incentivo para una vida de carril estándar", no es para Roger. Las "consignas ovejeras" no son su fuerte, según él mismo expresa en uno de los poema. Roger es ganador del Premio Internacional de Poesía de la Latin Heritage Foundation, y obtuvo una Mención de Honor en el VIII Concurso Internacional de Poesía del Instituto Cultural Latinoamericano con sede en Argentina. Varios de sus poemas se encuentran publicados en tres antologías en España, y una en Estados Unidos: Una Isla en la Isla. En uno de los mejores textos de este libro, Telemando, la música de fondo es "suéltalo, déjalo ir, suéltate, no te aferres". Pero además nos dice: "Salga/ corriendo del molde/ sin preguntar;/ deja que el fervor/ de la claridad/ sane las mordeduras del hábito./ Por fortuna,/ en el vestíbulo/ de lo inevitable,/ nada obliga a rendirle/ pleitesía/ a la uniformidad". Las máquinas pensantes y los seres artificiales aparecieron muy temprano en la historia humana. Un ejemplo son los mitos griegos, como el de Talos, el robot de bronce creado por Hefesto, para que lo ayudara en su trabajo; otro es el de la China, durante el siglo III antes de Cristo, cuando un ingeniero maravilló a su rey Mu de Zhu al regalarle un robot de tamaño humano. Pamela McCorduck, autora de varios libros sobre la historia y el significado filosófico de la inteligencia artificial, piensa que todos estos ejemplos corresponden a un deseo ancestral de los humanos por crear dioses. Yo le diría a Pamela que más bien es la intuición ancestral humana de sabernos dioses y por tanto de querer crear nuestro propio mundo. El matemático Alan Turning, a quien Roger le dedica uno de sus poemas, sugiere que una máquina, entremezclando símbolos tan sencillos como el "0" y el "1" puede simular cualquier acto de deducción, y concluye que si una máquina actúa tan inteligentemente como un ser humano, entonces es tan inteligente como él. En su poema El desfragmentador, basado en esta teoría, Roger escribe sobre un telón de fondo de "unos" y "ceros": "...Yo lo veo regularmente/ en el salto de cualquier reflexión,/ en la realidad, en el arreglo/ y en toda la notación del tiempo... "...Yo lo veo regularmente/ más allá del derecho a la duda,/ en todo reflejo singular". continua: roboticaeducativa.com/noticias/?p=3260