"Gaitas Troncales" es el término que se viene utilizando desde tiempo lejano en el Concello de Moaña para referirse a las gaitas que pertenecen a un mismo tronco, y que se suceden por medio de una cadena de anillos que las transportan cronológicamente en el tiempo.Las primeras estaban hechas con huesos, pajas, calabazas, caño o saúco por tratarse de materiales que se encontraban en la naturaleza con agujero interior. Con ellos se podía además conseguir largos suficientes para construir los diferentes puntos de sonido con los que reproducir una melodía. En este grupo encontramos la tubela, el tirulirulí, la gaitela, la gaita de cana y la vara de sabugueiro. Estas primeras gaitas seguramente eran construidas por los propios tañedores. En los inicios de la Edad Media, con el surgimiento de los talleres artesanales, los instrumentos experimentaron un fuerte proceso de evolución. Esto se debió al hecho de que empezasen a ser construidos por personas especializadas que contaban con la herramienta y espacio adecuados. Los instrumentos fueron entonces proyectados sobre otros materiales más consistentes y con una mejor conductividad del sonido, como eran las maderas.Es de este modo que llegamos a la gaita común gallega, la cual, desde el siglo XVIII en adelante, alcanzará una serie de características diferenciadoras respecto de aquellas originales. Encontramos en este grupo las siguientes: grileira, redonda y el tumbal.|A Papada de Patrón (gaita de cana). O Dote (gaita de sabugueiro). A Cana Verde (gaita redonda). A Gaita de Farruco (gaita de membrana). Rumba de Soriano (gaita grileira). O Afiador (gaitela). Romance de Rosa (gaita de centeo). Ai Ruiña! (gaita tumbal). O Tindiritín (gaita de follas). A Miña Roseira (tubela). Canto dos Pastores Abrigados (gaita grileiriña).